No sabía muy bien como llamar a esta manera de hacer las sardinas, porque sí, es un escabeche por los ingredientes que lleva, pero no lo es exactamente al uso, ya que resulta más suave de lo habitual. Las sardinas tampoco se rebozan ni se sumergen de vinagre, en cambio se confitan suavemente los ingredientes en aceite de oliva. Así que para no llevaros a engaño ya os digo, de entrada, que son unas sardinas medio escabechadas medio confitadas. O sea, a mi manera.
El resultado es una sardina muy jugosa y muy suave, tanto de textura como de sabor, impregnada de la melosidad del aceite de oliva y de los sabores de los ingredientes que hemos añadido al confitado. Ideal para quien desea tener el placer de comer sardina fuera de temporada, cuando no tiene la misma grasa que en verano y resulta demasiado seca para hacer a la parrilla, eso sí, indispensable que sea extraordinariamente fresca.
El resultado es una sardina muy jugosa y muy suave, tanto de textura como de sabor, impregnada de la melosidad del aceite de oliva y de los sabores de los ingredientes que hemos añadido al confitado. Ideal para quien desea tener el placer de comer sardina fuera de temporada, cuando no tiene la misma grasa que en verano y resulta demasiado seca para hacer a la parrilla, eso sí, indispensable que sea extraordinariamente fresca.
Quiero dar las gracias a mis amables vecinos, una vez más, que han sido los que me han obsequiado con esta maravilla. Ya sabéis que aquí en Hondarribia, en casi todas las casas, hay o ha habido un marinero y que regalar pescado recién capturado es una satisfacción que va mucho más allá del propio valor del pescado. Es como compartir con enorme placer la propia suerte. Más para quien lo recibe, si se me permite, pues es una fortuna a la que esta urbanita no está acostumbrada, por mucho que en Barcelona tengamos costa y esas cosas... esto allí nunca me había sucedido. No por nada, que me temo lo que estáis pensando! jajajaja. No. Simplemente porque tardaría años en encontrar un pescador, eso fijo.
La semana pasada me trajeron dos bogavantes preciosos, que ya os enseñaré otro día, y estas sardinas que según sus propias palabras "estaban vivas". Como eran muchas para hacer para nosotros dos y me daba una pena terrible congelarlas, me acordé de esta receta que preparaba mi madre y que ella aprendió a su vez de su tía, la hermana de mi abuela. Vamos, que es una receta familiar con solera digna de esta hermosura :-)
La semana pasada me trajeron dos bogavantes preciosos, que ya os enseñaré otro día, y estas sardinas que según sus propias palabras "estaban vivas". Como eran muchas para hacer para nosotros dos y me daba una pena terrible congelarlas, me acordé de esta receta que preparaba mi madre y que ella aprendió a su vez de su tía, la hermana de mi abuela. Vamos, que es una receta familiar con solera digna de esta hermosura :-)