lunes, septiembre 26

Calamares crujientes, en su tinta






Hoy no me he atrevido a poner un título muy concreto a la entrada, echando mano de algo más descriptivo, porque lo que para algunos es calamar para otros es chipirón, raba, calamarito, y, siendo que se trata del mismo cefalópodo, esa parte os la dejo a vuestra libre elección. 

A esto debo añadir que también hay muchas formas de preparar los calamares o rabas, dependiendo del lugar donde se cocinen y sus costumbres. En Catalunya se fríen en una tempura de harina y huevo (a veces también cerveza) y se sirven en forma de anillas. Se les denomina simplemente calamares a la romana y son de tamaño medio, no demasiado grandes. Por el norte, en Cantabria, Euskadi y Navarra, se utilizan por lo general calamares algo más grandes, por lo que se cortan las anillas por la mitad y se sirven en tiras largas rebozadas a las que denominan rabas. En Extremadura, en cambio, la raba designa las patitas o tentáculos rebozados del calamar. Algo que en otras zonas llaman chocos, donde el pequeño chipirón es cortado en dos o tres partes, a lo sumo, se enharina y se fríe en abundante aceite. A veces, los calamares (rabas, chipirones, chocos, puntillas), se fríen simplemente enharinados, o bien empanados, con pan rallado. En algunos lugares de Andalucía a los chipirones se les llama calamaritos, y es que, como con todos los pescados, el calamar tiene un nombre distinto en cada zona, siendo realmente el tamaño quien parece diferenciarlos en alguna medida, y, una vez cocinado, el corte y el tipo de rebozado. 



Rizando un poco el rizo a todo lo dicho, hoy os traigo una variante de calamar a la romana, cortado como se hace por el norte y utilizando otro ingrediente del calamar, su tinta. Y es que a pesar de que nuestra gastronomía utiliza la tinta de manera habitual, sobre todo la cocina catalana y la euskaldun (por lo que yo conozco), no deja de sorprendernos en el plato este color negro tan intenso, llamativo y elegante, que proporciona el pigmento que desprenden la mayoría de cefalópodos a modo de táctica evasiva. Apuesto a que todos conocéis los chipirones en su tinta, tan populares en Euskadi, o el delicioso arròs negre, sin embargo la tinta del calamar también se emplea en masas y pastas, aportando al plato un toque caprichoso y selecto. Añadido a la tempura, presenta un calamar a la romana totalmente negro en lugar del característico color rubio de la fritura convencional. El resultado es una tapa sorprendente.

Os cuento como lo he preparado:


sábado, septiembre 17

Galletas de mantequilla con chocolate y cerezas confitadas






No soy excesivamente amante de los postres, al menos donde se supone que tienen que ir que es después de la comida. Pero no porque no me guste el dulce, que me encanta, sino porque simplemente no suelo poder llegar hasta ellos. Qué lástima! me quedo muy pronto sin fuelle. 

Sin embargo cuando quiero cometer un pecado, por lo general a media tarde o por la noche, éste debe llevar azúcar y sobre todo, so-bre-to-do, chocolate. Mis endorfinas no reaccionan ante un chorizo de Cantimpalos, qué le vamos a hacer! No es culpa mía (ejem), debo tener algún defecto en mi código genético que hace que sienta la necesidad imperiosa de un bocado dulce, nada, un mordisquillo, pero que sea dulce. Como una tarta de pisos es más complicado tenerla siempre a punto (que más quisiera yo que en esos momentos no pienso ni en bikinis ni en gaitas), unas galletitas como éstas que os traigo hoy son para mí el remedio perfecto. La nocilla y la leche condensada me las tengo auto prohibidas, porque esa lujuria se paga demasiado cara jajajaja



Con los libros de postres o dulces me sucede algo parecido, me gustan, sí, pero mi gps interno no se inmuta hasta que no veo en las tapas la palabra chocolate y entonces se disparan todas las alarmas y necesito comprarlo.

 "Il libro d'oro del cioccolato", de Carla Bardi y Claire Pietersen, es uno de esos libros que todo chocoadicto debería tener. La recetas que contienen sus 700 páginas son para todos los públicos, desde las más sencillas galletas hasta las más elaboradas tentaciones de chocolate. A mí me ha parecido una verdadera joya. Además su fotografía es excelente y suple con creces, en mi humilde opinión, las más bien escasas explicaciones que acompañan a las recetas. He seleccionado un montón de ellas que me gustaría elaborar para compartir con vosotros, pero he pensado que estas cookies podrían ser una manera fácil y rápida de empezar. 

Las he preparado siguiendo sus instrucciones al pie de la letra, os comento cómo lo he hecho y con lo que me he encontrado: 


jueves, septiembre 8

Hot wings, alitas picantes al estilo chino





Hoy os traigo una receta muy, muy sencilla, pero resultona y sabrosa con la que os garantizo que vais a chuparos los dedos, si es que os gusta este tipo de cocina, claro :-). Es rápida, si no tenemos en cuenta el tiempo de maceración, e ideal para sentarse delante de la tele, en un picoteo o en una cena informal con los amigos. Crujientes, calentitas y con un toque agridulce y picante, estas alitas podéis acompañarlas también de una buena ensalada, o cualquier acompañamiento que os guste, para convertirlas en un plato más completo, pero sea como sea, dudo que seáis capaces de probar solo una.

Como muchas otras cosas, aprendí de qué manera hacer estas alitas observando en mi "wok de cabecera". Qué gran invento este de los woks donde vemos a los cocineros en su oficio. Son ágiles, rápidos y muchas veces se sacan los ingredientes prácticamente de las mangas y en botes blancos a granel, pero, si os acercáis a preguntar con educación seguro que os contestan con una sonrisa todo lo que queráis saber y más. Probadlo. Luego en casa lo podéis adaptar a vuestro gusto y eso es precisamente lo que hoy quiero compartir con vosotros. Mi versión de alitas picantes chinas.

lunes, septiembre 5

1080 fotografías


Hace unos meses Miriam, de El invitado de invierno, Pam de Uno de dos, y Sandra, de la receta de la felicidad, se pusieron en contacto conmigo para hacerme partícipe de un proyecto precioso que se traían entre manos y solicitar mi colaboración. Tardé unos días en contestar pues quise pensarlo, madurarlo, no estaba segura de poder alcanzar ese listón, pero como se dice vulgarmente, me lié la manta a la cabeza y acepté. No tenía ni idea del fantástico elenco de artistas que se iba a reclutar. Para mí ya era un reto personal participar en este proyecto, pero en cuanto conocí a las colaboradoras entendí que también era un auténtico lujo el que se me había brindado.




Os estoy hablando de 1080 fotos de cocina donde se pretende dar forma y color a cada una de las recetas del archiconocido libro de Simone Ortega, 1080 recetas de cocina. Cada día se publicará una fotografía y cada mes tocará un tema diferente, y sin prisa, pero sin pausa, el proyecto intentará ilustrar uno de los libros más conocidos de la gastronomía española, para que dejemos de imaginarnos sus platos y disfrutemos visualmente del trabajo de todas estas mujeres. A estas alturas no voy a descubriros la obra de Simone Ortega y seguramente el proyecto 1080 fotografías de cocina tampoco, pero para aquellos que aún no sepáis de su existencia os invito a que lo conozcáis. Hoy, además, se publica mi fotografía y con ella toda la ilusión que quisiera aportar a esta aventura.






Y estas son mis compañeras:


Alba de Le fabuleux destin du chocolat
Ana de Lovefoodblog
Cris de Crazy Tea Party
Ingrid de My lovely food
Ivana de My little things
Jimena de Agoisfoto
Macu de Tengo un horno y sé cómo usarlo
M. Angeles de Cook me tender
María Luisa de Zerogluten
Mayte de Rustica
Silvia de Food and cook
Sonia de L’Exquisit
Zaida de Can Colette



Un auténtico honor participar junto a ellas. Gracias Miriam, Pam, Sandra, por contar conmigo. Muchísima suerte en esta nueva andadura y enhorabuena a todas!



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