Es una coca a la carta, no solo con crema que la adorne sino rellena de ella que le dará suavidad. Sin frutas confitadas que no me apasionan, pero sí con cerecitas que es la única fruta en almíbar que me gusta. Hoy no os traigo la coca tradicional, la de frutas, sino la que más nos gusta en casa. :-)
Cada 23 de junio se festeja en Catalunya la
revetlla (verbena)
de Sant Joan, la
Nit del foc (noche del fuego) o
Nit de les bruixes (noche de las brujas).
Puede que la más popular de las fiestas en las zonas catalanoparlantes. Desde las comarcas del sur de Francia hasta las poblaciones Alicantinas, pasando por Andorra y las Baleares, en definitiva en todo el levante mediterráneo, ésta es noche de pirotécnia, magia, mitología y rituales, fuego, bailes y las tradicionales cocas. Aunque la coca no se circunscribe a esta festividad, puesto que es una preparación ancestral y muy variada, este tipo de coca dulce de frutas será hoy la protagonista en todos los hogares. Tradicionalmente se toma como postre acompañada de cava y es, junto a los pequeños ritos y las numerosas hogueras que arderán esta noche, en lo que ha derivado la tradición pagana que celebra el solsticio de verano desde tiempos inmemoriales. Como ya os he comentado en otras ocasiones, el cristianismo solapó todas estas costumbres y es por eso que hoy en día, todas y cada una de ellas, está representada por el Santo que le corresponda.
En la actualidad es tradicional que la gente se reúna en fiestas de casas particulares o las que se organizan por todas las ciudades. Se tiran petardos, tracas y cohetes, de todos tamaños e intensidades en función de la edad de quien los manipule. Las consistorios contratan exhibiciones pirotécnicas que iluminan la noche y llenan los cielos de infinidad de colores y alegría. Se baila, en casa o en los "
envelats" (carpas grandes) de los barrios, y la gente ve quemar las hogueras, algunas francamente descomunales, con la alegría propia de una gran fiesta, para acabar de madrugada con un baño en la playa. Puede que haya quien piense que un baño en el mediterráneo, precisamente esta noche a las 12, sea purificador, sobretodo en tierras alicantinas, donde se considera indispensable para que nos acompañe una salud de hierro el resto del año. Lo que sí os puedo asegurar es que nadar en sus aguas templadas a la luz de la luna es una experiencia muy agradable que lamento no poder repetir, el cantábrico no está para esos snobismos :-). Para evitar males mayores, tratándose de una noche especial, los organismos pertinentes organizan operativos especiales, tanto en hospitales como en los parques de bomberos, que suelen tener más salidas y servicios de lo que es habitual.

Como anécdota comentaros que ya en el S.XVIII se intentó poner freno, por ley, a los juegos con fuego de esta noche, aunque siempre en vano. El propio ayuntamiento de Barcelona (después del asedio a la ciudad de 1713-14), en el año 1780, impuso la prohibición de hacer fogatas, dentro de las murallas de la ciudad, en esta noche en concreto (no otras). Durante el franquismo también se persiguió la
Nit del foc por considerarla una fiesta pagana e "impropia de gentes cristianas" :-), pero se continuó clandestinamente sin que nada pudiera evitarlo. Si os paseáis por cualquiera de sus ciudades entenderéis lo estéril que resulta, a veces, poner puertas al campo. La imagen está tomada de
wikipedia y pertenece a un grabado del S. XIX.
En estas fechas también es habitual la recogida de ciertas plantas (algunos ritos exigen que sea justo a las 12 en punto), independientemente de otros y muy variados rituales purificadores y portadores de suertes varias, para la más terrenal elaboración de licores tradicionales como la ratafía.
La tradición quizás más moderna es la que, desde el año 1955, baja la Flama del Canigó (la llama del Canigó, que simboliza la lengua y cultura catalana) desde la cumbre de esta montaña (2754m) y se lleva, en relevos y por gentes llegadas de todas partes para ese fin, a todos los rincones de las tierras catalanas para prender las hogueras. Lo que comenzó como un acto simbólico fue tomando fuerza en poco tiempo. En el año 1966 la llama cruzó por primera vez la frontera franco-española llegando a Vic. A pesar de la dictadura franquista, y casi siempre en clandestinidad, esta tradición fue extendiéndose por toda Catalunya como símbolo del carácter perdurable de la cultura catalana. Poco a poco este acto simbólico se fue extendiendo y, la flama del canigó, también llegó a tierras valencianas y a cualquier lugar de donde quisieran venir a recogerla. En la foto de la izquierda podéis apreciar los troncos subidos a la cima del Canigó, donde prender el fuego. Peretence a wikipedia.
Cada 22 de junio, jóvenes excursionistas de Perpinyà (cooficialmente, en francés, Perpignan, y con el francés y catalán como idiomas oficiales ), suben al Canigó la llama que desde 1965 está permanentemente encendida en el museo del consistorio de esa ciudad. En la cumbre pasan la noche al cuidado de la llama, y al alba del 23 de junio inician el descenso. A los pies de la montaña esperan cientos de voluntarios venidos de todas partes responsables de repartir la llama (a pie, en bicicletas, coches, incluso por el rio Ebro).

Cada año, la Flama del canigó es recibida por el Parlament de Catalunya en un acto institucional, así como en ayuntamientos, consejos comarcales y entidades deportivas de más de 350 municipios catalanoparlantes (dentro y fuera de Catalunya). He leído que se calcula que unas 30.000 fogatas se encienden con la llama de esta tradición, que, de alguna manera, viene a entroncar con la celebración milenaria del solsticio de verano vinculado al fuego y al símbolo de colectividad, al que los catalanes somos muy dados. La foto corresponde al momento en que la flama del Canigó es recibida en la Plaça Sant Jaume, frante al ayuntamiento y al Palau de la Generalitat. También está tomada de wikipedia.
Otro día que traiga una coca menos laboriosa (por no enrollarme más, que me conozco :-)) os contaré un poquito de lo que sé acerca de sus orígenes e historia, que, para mí, es muy interesante. Solo os comentaré que las cocas (o cocs, y otras preparaciones parecidas y con otros nombres, como las "Pide" turcas, las "lahmacum" armenias o las "pissaladieres" provenzales) son preparaciones con orígenes pre cristinanos, muy posiblemente surgidas de la necesidad de aprovechar las masas de pan que no habrían leudado. El nombre de coca, en catalán, proviene del antiguo holandés (fráncico), en la época en que Catalunya formaba parte del imperio Carolingio, al igual que Koek, Cake (inglés), y kuchen (alemán).
La coca de Sant Joan es básicamente una masa de brioche adornada de frutos secos, y/o escarchados, y azúcar. Con los años se han hecho habituales también los rellenos, que pueden ir desde la
crema catalana hasta el cabello de ángel. Asimismo se pueden elaborar con harina de almendra siendo las combinaciones infinitas, y más en la medida en que, hoy en día, uno puede elegir en las pastelerías y
fleques (obradores) la composición que más le apetezca. También se consumen en el día de hoy las
coques de llardons (cocas de chicharrones) que, además de en carnavales, son igualmente populares en estas fechas.