lunes, diciembre 20

supremas de salmón y espárragos con mahonesa de menta





Siguiendo con las ideas sencillas, pero vistosas, para estas fiestas, os traigo una suprema de salmón con espárragos que me ha parecido absolutamente delicioso, elegante, bien contrastado de sabores y que a la vez es rápido, muy fácil y se puede preparar con antelación. Siempre y cuando os gusten sus ingredientes, no se le puede pedir más, verdad?



Ya sabemos que no es época de espárragos, pero, en navidades, se llenan nuestros mercados de productos de otras temporadas y otras latitudes, con cierta calidad extra, difícil de encontrar el resto del año. Puede que también sea porque por estas fechas estamos dispuestos a gastar algo más que habitualmente. 

El salmón es un pescado que me gusta mucho, aunque lamentablemente debo dejar para ocasiones especiales. El precio de un salmón noruego es algo que no me alcanza para el bolsillo diario. Sé que hay salmones de piscifactoria mucho más económicos y pescados de países remotos a precios irresistibles,  pero me da miedo pensar cuan "económico" tiene que ser un pescado, en origen, para poder hacer miles de kilómetros y encontrarlo al lado de mi casa a precios irrisorios. 



Últimamente preguntar en las pescaderías la procedencia de su género es harto complicado. No por la pregunta, sino por la respuesta. Miran las etiquetas (que no enseñan), se preguntan entre ellas y no acaban de poder dar una respuesta concreta a algo tan simple. De dónde viene este langostino?...  Esto hace unos años no pasaba, claro que tampoco había de todo y tan sospechosamente barato. De la misma manera que sabemos cuando una fruta es africana o sudamericana, me gustaría saber si el pescado (que no es lo mismo que una fruta) que tengo en frente es vietnamita. No es tan complicado, no? ...Pues parece que sí lo es.

Y pues después de esta introducción reivindicativa os explico como preparar este salmón :-). La receta  pertenece también al libro  "La Cuina de Nadal, Plats de Festa" que os comenté la semana pasada. En esta ocasión con una receta de Toni Massanès, que he oficiado, casi ...casi, literalmente. Soy un caso...  :-))

jueves, diciembre 16

Polvorones de sabores. Para todos los gustos.








A pesar de ser un dulce que no ha sido tradicional en mi casa y que no conocí hasta ser adulta, he de admitir que los polvorones me resultan tremendamente atractivos. Las Navidades, en mi casa y en la de la mayoría de casas catalanas, han estado siempre vinculadas a otro tipo de dulces tradicionales como les neules, unos barquillos en forma de canuto largo y estrecho, las figuritas de mazapán y els torrons. Eso sí, no eran tan variados como hoy en día. Lo típico era el torró d'Alacant, el de Xixona y el de yema tostada. Siempre acompañados de cava. Con el tiempo se han ido universalizando costumbres y ahora es habitual encontrar cajas de mantecados y polvorones en las tiendas catalanas, sin embargo no ha sido hasta que conocí a mi marido que tuve ocasión de probarlos.

Todo esto os lo cuento porque es la primera vez que los hago, y me gustaría pensar que me he esforzado en elaborarlos y en presentároslos con el mimo y el respeto que se merecen todas las tradiciones. Así que lo primero que hice fue informarme, todo lo bien que supe, acerca de este dulce. De sus orígenes, si había una receta magistral, si existía una liturgia determinada... en fin, todo lo que pude. Tengo que decir que no ha sido nada fácil, cientos de personas en la red se preguntan cual es la diferencia entre mantecado y polvorón, así que la cosa pintaba mal. Sin embargo, cuando ya iba perdiendo toda esperanza de aprender algo, di con un artículo que me pareció la respuesta a todas, o casi todas, mis preguntas. No daba recetas magistrales pero sí   aclaraba conceptos.






El artículo viene rubricado por la Dra. Ana Haro García, del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada, que os dejo aquí para que podáis consultarlo si os apetece. En síntesis, si es que esto es posible, explica que es una tradición andaluza cuya producción, tal como la conocemos ahora, tiene 140 años de antigüedad. Sin embargo cuenta también que está basado en una elaboración casera, que habría ido pasando de generación en generación, y que muy posiblemente se remonta al S.XVI. 

Con la harina de los excedentes de trigo y la manteca de los mejores cerdos criados en las dehesas de encinares, las amas de casa elaboraban una masa a la que añadían azúcar, canela, y ajonjolí,  y que cocían al horno. Precisamente el hecho de que estuvieran elaborados con manteca hizo que estos dulces fueran llamados mantecados. Dos siglos más tarde las monjas de los conventos se unirían a esta tradición casera, pero no sería hasta 1870 que una estepeña, Micaela Ruiz Téllez, viendo la oportunidad que suponía que su marido trabajara transportando mercancías de una localidad a otra, decidiera que se llevara sus productos caseros para vender fuera de Estepa (Sevilla). Para que sus dulces aguantaran más tiempo, y pudieran ser transportados sin perder cualidades, se le ocurrió la brillante idea de resecarlos, conservándolos así como si acabaran de salir del horno. De esta manera nacería el mantecado que conocemos hoy en día, tierno por dentro pero crujiente por fuera.

A pesar de que se elaboran en otras localidades, la asociación de fabricantes de Mantecados de Estepa ha solicitado el reconocimiento de una Indicación Geografica Protegida para los mantecados, polvorones, roscos de vino y alfajores producidos en esta localidad, ya que si bien no es el único lugar donde se fabrican, sí son responsables de la mayor parte de la producción actual del país. 











Y a todo esto aún no he dado respuesta a la que parece ser la pregunta del millón, qué diferencias existen entre polvorón  y mantecado? Pues según esta misma fuente el polvorón es simplemente una variedad de mantecado. La principal diferencia sería que en su elaboración, además de los ingredientes característicos,  harina, manteca, azúcar y canela, lleva siempre almendra en diferentes proporciones, en función de su categoría (extra, suprema, etc), una cobertura de azúcar glace y presenta una forma más alargada u ovalada que los mantecados, que suelen ser de forma cuadrada. Normalmente, los polvorones, son menos compactos que los mantecados pues llevarían menor cantidad de manteca, o mayor de harina, con lo cual es habitual que se deshagan fácilmente con el simple contacto. Es por ello que, cuando tienen mucha harina, se suelen pegar al paladar. Los polvorones vienen tradicionalmente envueltos en papel y se suelen aplastar un poquito antes de abrir, precisamente para evitar que se deshagan. Los mantecados, además, pueden llevan clara de huevo lo cual los hace más consistentes que los polvorones.

En vista de todo esto he de deciros que los polvorones que os traigo hoy deben ser categoría ultra-mega-suprema :-), porque llevan tal cantidad de almendra que ni siquiera se deshacen al cogerlos, ni se pegan al paladar, ni hay que aplastarlos. La receta de estos polvorones pertenece a mi ya libro de cabecera "Cocinar es Fácil" de Montserrat Seguí de Queralt. He intentado ser fiel a las medidas, pero tengo que confesar que, al picar yo misma las almendras, en lugar de comprarlas en forma de harina, he aportado un punto extra de grasa que he tenido que equilibrar. Además he modernizado la receta con sabores variados. Creo que han quedado muy buenos, y no lo digo yo, que soy neófita en cata de mantecados y polvorones :-), sino en opinión de alguien que los adora.

A por ellos :-) : 

lunes, diciembre 13

Ensalada tibia de foie y champiñones belgas





Ya sabéis que algunas veces como sola y entonces suelo aprovechar para darme un homenaje :-). Por la cercanía de las fiestas, se me ocurrió que podría probar algún entrante que acompañara el plato fuerte de estas celebraciones. Sé que la mayoría de nuestras mesas son tradicionales, y seguramente la gracia de estas fiestas radique precisamente en ello, pero os voy a subir un par de ideas, para complementar nuestros ágapes, que creo que os pueden gustar. 



Recordé que tengo un libro llamado La Cuina de Nadal - Plats de Festa (La cocina de Navidad - Platos de Fiesta) que en su momento editó el periódico barcelonés la Vanguardia. Este libro, exquisitamente ilustrado con una fotografía preciosa, es una recopilación de recetas para fiestas de la mano de prestigiosos cocineros catalanes. La que os traigo hoy es una adaptación de Amanida tèbia de rovellons confitats (ensalada tibia de níscalos confitados) creada por Albert Coll, un chef andorrano que fusiona la cocina de autor con los conceptos e ingredientes más tradicionales.  

Y no es que la haya adaptado por gusto, sino porque cuando fui a comprar no encontré los ingredientes adecuados. Encontrar rovellons por aquí es complicado, al igual que los tomates de Montserrat que acompañan la receta original. Después os comento como es, por si queréis hacerlo como indica la receta. Yo de momento os cuento como he hecho mi versión.

viernes, diciembre 10

Mil gracias!



Esta vez no os traigo una receta :-). En esta ocasión quiero compartir con vosotros una alegría, de las muchas que me  proporciona este blog. El mes pasado publiqué una receta de Croquembouche y os comenté que con ella quería participar en el concurso de Apicius, de La Cocina Paso a Paso. Pues bien, mi receta fue una de las ganadoras y hoy, que ya tengo mi premio en casa, quería  haceros partícipes a todos aquellos que ya sois amigos, a los que me leéis y me dejáis comentarios de halago, y también a todos los que simplemente pasáis por aquí todas las semanas para leerme, sé que estáis ahí y os lo agradezco. A todos.



Ha sido tan emocionante como un regalo de Reyes, primero llegó una preciosa placa junto a un lote de libros excelentes.



Todos los premios hacen muchísima ilusión, pero esta placa y los libros me parecen un detalle precioso por parte de Apicius y por supuesto los patrocinadores.

lunes, diciembre 6

Pollastre a la catalana




Creo que por ser precisamente un plato tradicional, en cada casa ha acabado cocinándose de maneras distintas. Cada una de ellas con el toque de nuestras madres que lo dota de originalidad. Este es un pollo muy socorrido en mi casa, porque resulta un plato muy, pero muy sabroso con apenas cuatro ingredientes. Básicos, por otro lado, en la cocina catalana. Sofrito de cebolla, picada de frutos secos, un buen chorro espirituoso y el ingrediente principal que hayamos elegido. Tanto si es de carne como de pescado. O ambas cosas, que ya sabéis que los "mar i muntanya" maridan muy bien. También las frutas, en este caso pasas, son una combinación típica de la cocina tradicional catalana.

Tampoco deben faltar ajos, una hoja de laurel y una rama de tomillo fresco si se trata de carnes. Si tenemos estos ingredientes ya podemos preparar muchas de las cazuelas al estilo catalán. Por otro lado no lleva tomate, aunque podría llevarlo. Esta es una opción personal, ya que muchas veces su acidez resulta demasiado evidente en el resultado final, para mis gustos, por supuesto. Creo que esta preferencia vino con los genes que heredé de mi abuela. :-)

Las cantidades y oficios variarán en función de los gustos y costumbres, pero algo que es esencial y que no falta en ninguno es el "rostit" de la carne, que debe hacerse en cazuela y con mucha paciencia. No sé si hay una traducción equivalente al castellano, pero es una forma de caramelización de los ingredientes a fuego muy lento, sin horno. Este lento caramelizado, esencia de este plato, dará consistencia, sabor y color a la salsa, que, además de invitar a mojar pan, nos tentará a chuparnos los dedos.


No es un plato complicado, en absoluto, pero requiere de paciencia para el rostit, y como la mayoría de platos de "chup chup", no quiere prisas. 

Vamos a ello:

lunes, noviembre 29

Queso fresco casero, de leche de vaca






Había visto hacer queso fresco a un par de amigas blogger con resultados extraordinarios, pero la mayoría de recetas necesitaban cuajo de otros animales (o químicos) como agente coagulante, y aunque me hacía ilusión preparar queso fresco en casa, este punto no me terminaba de animar a decidirme.

Hasta que encontré la receta de Viena que explicaba como hacer Panir, un queso tradicional en la India, Irán y Afganistán, basándose en una elaboración de la cocina vegetariana hindú. Este queso fresco se elabora tradicionalmente en los hogares a partir de leche de búfala, específica en la cultura India o Paquistaní, pero también se hace con leche de vaca en lugares como Canadá.

La peculiaridad más destacable de este queso radica en ser de los pocos donde se utilizan ácidos como únicos coagulantes naturales, como el zumo de limón o el vinagre, y con muy poquito tiempo de preparación se obtiene un queso suave, de aspecto y textura muy similar al mató (queso fresco típico catalán, elaborado de manera muy similar) o requesón. En Asia, el Panir (o Paneer) es fuente esencial de proteínas, especialmente para aquellos que siguen una dieta vegetariana, siendo su aportación muy similar a la de las carnes.



En un clima caluroso como el del sudeste asiático y buscando la manera de prevenir el deterioro de la leche, así como darle uso a los excedentes, se han desarrollado productos como el Panir, resultando un ingrediente importante en la gastromía de estos países. Lo consumen solo o en combinación de un gran número de preparaciones frías o calientes, así como en ensaladas y postres. Tanto en fresco como frito. Se utiliza en la elaboración de salsas y curris, o para dar consistencia a las sopas. Como el Panir puede absorber otros sabores, se utiliza también en marinados y adobos. El Panir fresco puede ser hervido en almíbar, así como mezclado con harinas y otros ingredientes formando una suerte de buñuelos que, fritos y acompañados de almíbares o jarabes dulces, se sirven como postre. A diferencia de la mozzarella, elaborada también a partir de leche de búfala, el Panir no se funde, y posiblemente debido a su relativa alta concentración de lactosa adquiere un color marrón cuando se cocina, lo cual añade atractivo visual a ciertas preparaciones. Por todas estas propiedades son muchos los platos de la cocina tradicional hindú que utilizan el Panir.

Bien, pues como os he comentado me animé a preparar esta receta. Viena lo oficia con leche de vaca envasada e incluso, por su experiencia, recomienda determinadas marcas, tanto enteras como semidesnatadas, ya que al parecer algunas funcionan mejor que otras. A todo esto, os recomendaría que leyerais su entrada donde aporta su interesantísima experiencia, y por supuesto todas sus recetas en las que deposita un cariño extraordinario.



Yo tenía intención de hacerlo con leche entera, pero, por aquellas casualidades de la vida, nos enteramos que en el centro de Hondarribia habían instalado una máquina dispensadora de leche pasteurizada de vaca (la caseta de madera que veis en la foto). Ya estaba tardando en ir a por ella :-). La han instalado justo el mes pasado y está gestionada por una empresa que tiene varias expendedoras distribuidas por Gipuzkoa. Las vacas, de las cuales viene esta leche, se crían a pocos kilómetros de mi casa por lo que parece tener visos de ser algo definitivo, vamos, que no será flor de primavera, ya me entendéis. La iniciativa tiene tal éxito que el consumo en litros por día se mantiene estable después de la natural curiosidad incial. El día que fuimos nosotros tuvimos que hacer cola, pequeña, pero cola al fin y al cabo, y siendo que ya era a última hora de la tarde me pareció una buena señal. La experiencia, en todos sus aspectos, ha sido muy grata.

Os explico como ha ido el asunto :-) :

lunes, noviembre 22

Reginette de bonito y anchoas. Para los amantes de la pasta.






En casa somos pro pasta hasta las últimas consecuencias. Disfrutamos con la pasta grande, cuanto más grande mejor, y al dente. No sería la primera vez que le quito la carne al último canelón para comerme la placa gratinada, no os ha pasado nunca? :-)

Por eso, son muchas las ocasiones en las que, sin pensármelo dos veces, me pongo con las manos en la masa. No os engaño, son apenas unos minutos y más si tenéis artilugio para estirarla.



Hoy, además, la salsita con la que he acompañado estos reginette es sumamente fácil y rapidísima. Tanto que, si decidís ir a por un paquete de spaghetti, tendréis el plato hecho en apenas 5 minutos, ... y si es fresca, ni eso. 

Os cuento como los he preparado:


martes, noviembre 16

Pimientos de Piquillo. Cultivo y conserva en casa.







No es que yo sea una gran fan de las conservas caseras, que me gustan, pero creo que es más porque disfruto preparándolas que por una necesidad. Realmente el congelador es para mí mucho más cómodo, inmediato, e incluso más seguro que una conserva. Sin embargo prepararlas en casa tiene su encanto y más si, prácticamente, has criado tu mismo la materia prima. 




Ya sabéis que nos encanta la huerta urbana y todos los años empezamos un ritual, sobre febrero-marzo, que nos tiene entretenidos buena parte del año. Cada temporada plantamos más variedades y probamos casi todo lo que cae en nuestras manos. Algunas cosas no prosperan y aprendemos, pero la mayoría sí lo hace  y lo cierto es que es un hobby que nos da muchas satisfacciones. Este año compramos semillas de pimientos del piquillo, no sabíamos si nos saldrían de manera escalonada, de golpe o ni siquiera prosperarían. Pero lo hicieron y por fin, desde febrero, hoy puedo presentaros nuestros primeros pimientos del piquillo criados en casa. 




No son demasiados, es cierto, pero aún quedan bastantes en las plantas que ya no pueden tardar en madurar. Confío en que les de tiempo antes de que se nos echen encima los rigores del invierno. Pero, por si acaso, he decidido preparar una conserva. Me hacía ilusión. Nunca lo había hecho con este tipo de pimientos y me he guiado por el instinto, más que nada porque no tengo los asadores que se utilizan, ni experiencia previa, así que lo que os voy a mostrar hoy puede que no sea  forzosamente lo que encontrareis en las estanterías de los supermercados, pero sí es una conserva deliciosa, a mi gusto incluso más que muchas conservas comerciales, y  que preparareis sin ningún problema. 

Bonitas, verdad? :-)

Os cuento como lo he hecho y como hemos llegado hasta aquí:

domingo, noviembre 7

Pizza zucchine, della Fontana di Trevi





No quisiera engañaros con el título, así que me apresuro a aclararos que esta pizza tiene, de la Fontana, solamente el recuerdo que conservamos de una exquisitez que comimos allí estas vacaciones. Me gustó tanto que quise reproducirla en casa, y creo que lo conseguí. Por su sencillez, no por otra cosa.  Las pizzas, en Roma, al contrario de lo que pueda parecer por lo que estamos acostumbrados, son  absolutamente sencillas, que no escasas, en cuanto a ingredientes. Siendo realmente éstos quienes llevan el peso de calidad y el sabor.

De masa fina y crujiente, y con tan pocos ingredientes, en principio puede llegar a desconcertar, pero el sentimiento queda descartado en cuanto clavas el primer mordisco a una de esas maravillas. Además, a no ser que la pidas sentado a la mesa de un restaurant, lo habitual es encontrar, por doquier, grandes planchas de pizza que son vendidas al peso, o al taglio. El letrero Hot Pizza, te lo encuentras hasta en los quioscos callejeros. Aunque de éstas últimas no os puedo dar fe :-)





La masa de esta pizza es muy, muy ligera, y aquella de la Piazza di Trevi lo era tanto, que se me antojó delicada como una pieza de pastelería, sin serlo, claro. Curiosamente ninguna de las 4 o 5 que probamos tenía salsa de tomate, pero todo esto os lo contaré después. Ahora permitidme que os de un poquito la chapa con lo que tanto nos ha gustado de esta hermosa ciudad eterna. :-)

viernes, octubre 29

Croquembouche. Una pièce montée para grandes ocasiones.






Croquembouche (croque en bouche), cuya traducción literal es "cruje en boca", es una preparación de origen francés que pertenece a las denominadas pièce montée (pieza montada, de gran elaboración), muy típicas hoy en día en grandes eventos como bodas,  bautizos y primeras comuniones. 

Normalmente está formada de pequeñas lionesas o profiteroles, dispuestas en forma cónica sobre una tarta o directamente donde vayan a ser servidas, cuyo relleno puede variar desde la simple nata montada o la crema pastelera, hasta las más diversas mezclas con chocolates, natas, cremas y frutos secos. Se unen mediante una preparación capaz de soldar las pequeñas piezas, como el caramelo o el chocolate, y que a su vez contribuya a que, cuando las tengamos en la boca, crujan. No obstante pueden realizarse también croquembouches con deliciosos macarons de merengue, pequeños panecillos, éclairs e incluso con frutas frescas de temporada bañadas en chocolate o caramelo.

Alexandre Dumas hace la siguiente definición en su diccionario de cocina, ( traduzco lo mejor que sé): 
"Se da este nombre a las piezas montadas que se hacen con croquignolles, gimblettes, macarons, nougats y otras pastas crujientes (o crocantes) que se unen con azúcar cocido y que se disponen sobre una base laminada en forma de gran copa"






La forma cónica del croquembouche no es en absoluto debida al azar sino que es fruto del ingenio y las habilidades artísticas de Marie Antoine Carême, "Rey de cocineros y cocinero de reyes", a quien se atribuye su autoría, que maravilló a sus coetáneos con espectaculares estructuras realizadas con los más elaborados dulces, siendo esta, quizás, la más sencilla de sus creaciones. De hecho he leído que Carême, también conocido como "Antonin", lo que realmente había diseñado fue una suerte de sombrero turco con pequeños profiteroles rellenos de crema, que sería la base del croquembouche que conocemos hoy en día. 

Carême nació en 1783, en la rue du Bac de París, en el seno de una familia numerosa y muy humilde. Permitidme que haga un inciso aquí para precisar que no he podido identificar claramente las fechas de nacimiento y defunción, puesto que dependiendo de la nacionalidad de las referencias hablan de un año u otro.  Así que he optado por citar las que aparecen grabadas en su sepultura, que tampoco tienen por qué ser correctas, porque juraría que en su supuesto certificado de nacimiento observo claramente 1784. Tampoco he conseguido saber a ciencia cierta si fue el padre quien abandona la familia, padre, según las fuentes consultadas, de entre otros 14-25 hijos,  o es el propio Marie Antoine quien es abandonado.  Dicho esto, lo cierto es que cuando contaba tan solo 8 años de edad su padre le hace partícipe de la difícil situación familiar y, alentándole a abrirse camino en la vida, le abandona a su suerte. Parece ser que esta triste circunstancia era un hecho habitual en la época. Por suerte, el pequeño no tardaría en encontrar donde pasar la noche, un restaurant de muy baja categoría, donde empezaría a trabajar como ayudante de cocina a cambio de alojamiento y comida. No cabe duda que este primer empleo le influyó decisivamente, ya que en 1798 se convertiría en aprendiz de Sylvain Bailly, quizás el más importante pastelero de todo París, cuyo comercio estaba ubicado en la rue Vivienne, cerca del Palais Royal. La suerte otra vez, o el destino, hizo que Bailly reconociera en él un talento innato y le animara a que, en sus ratos libres, fuera a estudiar a la Bibliothèque Nationale. Allí no solo aprendió a leer por sí mismo, sino que surgió un gran interés por la arquitectura y el dibujo, que trasladó a sus creaciones pasteleras, maravillando a la clientela de Chez Baily, que recibiría  encargos de medio mundo gracias a los trabajos del joven Marie Antoine. Carême abrió su propia pastelería en la rue de la Paix, que mantendría hasta 1813.

Considerado el primer chef de la historia, y uno de los primeros cocineros franceses en adquirir reconocimiento mundial, saltó a la fama por sus elaboradísimas construcciones, utilizadas como ostentosos centros de mesa, y que estaban inspiradas en templos famosos, pirámides y ruinas antiguas, ideas que habían surgido de la lectura de libros de historia y arquitectura, sus propios dibujos, y gracias también a la actitud ilustrada de Bailly

Pero también fue precursor de la haute cuisine y de conceptos que siguen vigentes en la cocina actual. Defendía los beneficios de salsas más sutiles y ligeras de grasas, o de las carnes menos especiadas.  Muy preocupado por conseguir un equilibrio nutricional en los menús que preparaba y en volver a los sabores auténticos de los alimentos, contrastando claramente con los preparados de la cocina medieval, más orientada a la conservación y aprovechamiento. Trabajó para personalidades célebres como el diplomático francés Charles Maurice de Talleyrand-Perigord,  o Napoleon Bonaparte. En Londres lo hizo como jefe de cocina del entonces príncipe regente, más tarde Jorge IV, a quien, por cierto, consiguió mejorar su mermada salud con sus técnicas culinarias. En San Petersburgo para el Zar Alejandro I, mientras lo hacía en su propio negocio y en cocinas privadas de la alta sociedad, con lo que se extendió rápidamente su habilidad culinaria. En 1823 pasa a trabajar para el barón de Rostchild, hasta que decide retirarse unos años más tarde para dedicarse exclusivamente a escribir, dejando como legado varios libros y tratados de cocina, entre ellos L'art de la cuisine française au XIXe siècle, una obra de cinco volúmenes, dos de los cuales serían escritos tras su muerte, basados en sus anotacionesHe leído que murió joven mientras aleccionaba a uno de sus discípulos, el 12 de enero de 1835, en Alemania, y que fue seguramente a causa de los humos tóxicos del carbón que se utilizaba en las cocinas. Su sepultura, que puede visitarse en el cementerio de  Montmartre, está mantenida por la Societé des Cuisiniers de France.

Sin embargo, Carême no es el creador de la pâte a choux. Según el Larousse Gastronomique en su edición etadounidense de 1998, la historia sería que Catalina de Medici, cuando en 1533 abandona Florencia para casarse con el que más tarde sería Enrique II, trajo consigo su corte y con ella un cocinero italiano. Hasta aquí todas las versiones que he consultado coinciden, la historia empieza a crear confusión cuando algunos artículos le dan el nombre de Panterelli  a este cocinero, y otras el de Popelini. En lo que sí parecen estar de acuerdo es en que este cocinero, sea cual fuera su nombre, prepararía una masa, caliente y seca, con la que haría deliciosos pasteles, popularizándose rápidamente por toda Francia bajo el nombre de pâte Panterelli y pâte Popelin, respectivamente, o pâte chaude (pasta caliente), para con el tiempo conocerse como pâte a choux (pasta de coles) por su parecido con estas verduras. Otras fuentes más prudentes que he consultado insinúan que la pasta choux tiene un origen más complejo y difícil de determinar, posiblemente más antiguo y vinculado a otros países, y que la historia del cocinero italiano respondería  más al resurgimiento de este tipo de leyendas o mitos en los escritores de mediados del S.XIX, que por la realidad de los hechos históricos constatados. Aquí podeis encontrar más información a este respecto.

Sea como fuere, hoy me gustaría contaros como elaborar una croquembouche de petits choux rellenos de crema, y armada con caramelo. Os apetece? :-)

Vamos a ello: 

viernes, octubre 22

Rollitos de primavera de obleas de arroz








Los rollitos de primavera son un aperitivo muy popular en paises asiáticos. En China, Vietnam, Singapur o Indonesia se preparan tanto frescos como fritos, y con distintos rellenos, también frescos o salteados, dependiendo del lugar de origen. 

En China su nombre tiene relación directa con las fiestas que celebran el año nuevo, o festival de primavera. Tradicionalmente se utilizaban hortalizas y verduras frescas, cosechadas durante los días próximos a los  festejos, para el relleno de esta preparación.  Originariamente serían el componente principal, no siendo hasta más adelante cuando se incorporarían ingredientes cárnicos en su interior. Se suelen envolver en obleas finas de harina de trigo, acompañados de salsa, y su consumo es muy popular en estas celebraciones.

En Vietnam, estos rollitos, también llamados rollitos de verano o rollitos de primavera frescos,  se rellenan normalmente de carne de cerdo o pollo, hervido o salteado, gambas, verduras frescas y fideos vermicelli de soja o de arroz, como ingredientes principales, envueltos en obleas de arroz, y son servidos a temperatura ambiente, normalmente sin freír.




Sea cual sea su interior y envoltorio todos ellos tienen en común la referencia o asociación explícita a los productos frescos que se cosechan en primavera. Se trocean los ingredientes, se envuelven y se sirven acompañados de alguna salsa, la mayoría con base de pescado, algún ácido, como el vinagre o el limón, y azúcar. Sin embargo, aunque todos sean muy parecidos, los rollitos de primavera no se preparan igual en un país que en otro, principalmente por la incorporación de ingredientes típicos autóctonos, por lo que es habitual añadir el lugar de origen del preparado al nombre, distinguiendo así entre los rollitos de primavera chinos,  los rollitos de primavera tailandeses, filipinos, vietnamitas o camboyanos, por citar algunos. 

Los que he preparado para esta entrada no son demasiado representativos de ninguno de ellos, he utilizado un salteado de hortalizas, carne, gambas y champiñones, un poco a mi gusto, y un envoltorio de arroz típico de los rollitos vietnamitas. Como estoy más acostumbrada a comerlos fritos les he dado un toque en la sartén con lo cual han quedado muy crujientes. Los he acompañado de una salsa agridulce casera que suelo tener preparada, muy sencillita, a base de salsa de soja, vinagre, azúcar y un poco de ketchup, que hago en grandes cantidades y congelo en pequeñas porciones, como hago con la salsa barbacoa, así siempre la tengo a punto para este tipo de platos. Si queréis otro día os subo la receta, porque hoy ya veréis que el asunto de la oblea tiene algo de miga. :-)

Os cuento como he preparado estos rollitos y como utilizar las hojas de arroz para envolverlos:





lunes, septiembre 13

Mojito Time. El Mojito de La Habana, y por fin vacaciones.







Dicen que el mejor mojito cubano es el servido desde 1942 en La Bodeguita del Medio. Mi suerte es la de tener en la familia una licenciada en historia latinoamericana y diplomada en periodismo, nacida en La Habana, de la que aprender de primera mano multitud de historias apasionantes, relacionadas con su trabajo, y también curiosas como la que os contaré hoy. Desde que llegó a Barcelona, hace ya un año, y cada vez que nos hemos visto, hemos acabado teniendo conversaciones ( bueno, yo más bien escucho con admiración), sobre política, historia y acerca de pequeñas anécdotas de la historia que muy probablemente nunca se plasmarán a papel. Alguien que ha entrevistado a grandes personalidades, tiene, además de una conversación siempre intersantísima, relatos que contar que me resultan tremendamente atractivos. Ya hace mucho tiempo que le dije; Sunia, tienes que explicarme como hacéis el mojito en La Habana, y ella, que conoce mi afición a la historia, me dio, además de la receta, toda una lección. 









martes, septiembre 7

Timbal de mousse de chocolate



Seguro que a todos os es familiar la mousse de chocolate. Es un postre típico de la cocina gala,  realizado, generalmente, a base de huevos y chocolate que, trabajados convenientemente, darán como resultado una peculiar textura esponjosa y suave. 


Las mousses de chocolate pueden ser más o menos ligeras, en función de vuestros gustos o de cómo penséis presentarlas. Incorporando nata montada acentuaremos su suavidad y esa sensación etérea que nos deja en el paladar una buena mousse. La receta que os traigo es de las más ligeras para que fuera más fácil moldearla y adecuada para la presentación que os quiero mostrar. 


La idea, que no la receta de la mousse,  la saqué del libro "Les postres d'El Bulli", escrito por Albert Adrià, donde, además de contarnos todo y más sobre el chocolate, nos da muy buenos consejos de como trabajarlo. En el libro, Albert Adrià, cuenta como preparar éste timbal, e intentado trasladaros sus palabras viene a decir que lo que más sorprende de ésta técnica es la capacidad de engañar al comensal, haciéndole creer que se trata de un cilindro de cobertura relleno de mousse de chocolate. Será al romperlo con la cuchara cuando descubriremos que el cilindro también es de mousse. 


La técnica consiste en esparcir una fina cantidad de mousse sobre un lámina de acetato o PVC. Se confecciona una base, también de mousse, y sobre ella se asienta el cilindro cerrado. Se congela a 20ºC bajo cero, se retira el plástico y se procede a su relleno. 






Yo probé de hacerlos así una vez, como podeis observar en las fotos, pero me resultó un poco complicada su manipulación. Para qué engañarnos, yo no tengo esa habilidad. Así que me se me ocurrió una idea similar pero de ejecución más adecuada a mis capacidades, y es la que quiero compartir hoy con vosotros. El resultado es idéntico, y podréis presumir de presentar un postre como en el bulli en vuestras mesas. :-)

Y os preguntareis el por qué de tanto rodeo para algo que parece sencillo a primera vista, y la respuesta es muy simple, no me gustan las gelatinas, así que hay que aprovechar las propiedades del chocolate y los procedimientos de los maestros de la cocina para conseguir este resultado.

os cuento como lo he hecho:


domingo, agosto 29

Guindillas de Ibarra, fritas, "embotadas" y gildas





Hoy vuelvo con otro producto autóctono, concretamente gipuzkoano. Procedente de América fue introducido en nuestro país por Cristobal Colón, que ya en su primer viaje trajo este chile (capsicum frutescens) más conocido aquí como guindilla. La de Ibarra es una variedad singular, diferente de las demás especies que se derivaron de ese primigenio chile, debido a la transformación de la planta para adaptarse al peculiar clima de Gipuzkoa.

Las Ibarrako Piparrak, también conocidas como langostinos de la huerta, son particularmente dulces en sus primeros estadios, que es cuando es recolectada, no llegando a ser picante si no ha sido previamente madurada en la planta. Solo las guindillas rojas poseeran un ligero sabor picante debido a la presencia del alcaloide capsaicina, que es el verdadero responsable del ardor en la boca y lagrimeo que se produce cuando las degustamos. En muchos caseríos se pueden observar ristras, colgadas de sus balcones, de pequeñas guindillas rojas, que serán consumidas durante el invierno una vez secas.

Al ser un producto muy localizado climáticamente y de relativamente escasa producción, y a raíz de la fama adquirida, se ha dado el hecho de que a muchas guindillas del mercado se les ha dado el nombre de "guindillas vascas" de manera generalizada, sin realmente reunir las características que han dado a este fruto el reconocimiento de su calidad,  y sin ser tampoco Guindillas de Ibarra.

Algo parecido a lo que sucede con los pimietos de Padrón. Así como la denominación Pimiento de Gernika y Guindilla de Ibarra son exclusivas de los productos vascos, y no pueden ser usadas en los productos cultivados fuera de este marco, los pimientos de Padrón han sido cultivados en lugares tan extremadamente opuestos, climáticamente hablando, como Marruecos, para abastecer lógicamente su gran demanda, lo que ha acabado en cierta medida con su prestigio.  No hace mucho leí que, a la vista de este hecho, se han planteado utilizar el nombre de Herbón, una localidad muy cercana a Padrón, para otorgarle un sello de calidad que proteja a esta especie del "intrusismo".






El Eusko Label de calidad "Guindillas de Ibarra(Ibarrako Piparrak), otorgado por la Kalitatea Fundazioa, garantiza al consumidor, de manera fiable y claramente etiquetada, que las guindillas que adquiere son las producidas y envasadas en Euskadi, y que por tanto poseen el nivel de calidad que viene definido en el reglamento. Este control estricto de la calidad es el responsable de que podamos degustar un producto con unas características determinadas, y de que sea reconocido por ello.

Hoy no voy a mostraros las guindillas rojas y picantes porque apenas reservamos 2 o 3 que dejamos madurar y secar. En esta entrada os explicaré todo lo que yo sé de las guindillas, que no es demasiado, su cultivo y las dos maneras más populares, o típicas,  de consumir este preciado fruto, fritas o maceradas en vinagre.

Vamos a ello.


lunes, agosto 16

Rape a la donostiarra






Aunque aquí nos estemos pelando de frío con unos veraniegos 19ºC, entiendo que hay sitios donde el calor y el horno son dos conceptos que se repelen por naturaleza. A pesar del fresquito, tampoco yo tenía muchas ganas de cocinar para mí sola, así que me decidí por una receta de toda la vida, sencilla, rápida y que resulta muy sabrosa. Compré un rape de ración, lo que aquí llaman "sapo" (incomprensiblemente para mí, con lo hermoso que es el rape :-)), y aunque se merecía ser honrado con una buena salsa y unos acompañantes de lujo, lo preparé según la receta de mi vecino, pescador hondarribitarra jubilado, que ha cambiado las artes de la pesca por las de la buena cocina.



A la "donostiarra" designa un aderezo simple, en el mejor sentido de la palabra, normalmente para el pescado al horno, al grill o a la plancha, regándolo con un suculento "refrito" de ajos. Los oficios pueden diferir de un cocinitas a otro, pero, por lo general, ésta es la base de la preparación.

Al aceite y los ajos del "refrito" hay que añadirle un chorro de vinagre blanco, como opción podemos intensificar su sabor con guindilla cayena, o pimentón. El pescado puede ir solo o en una cama de cebolla o patatas, o ambas cosas, pero sea como fuere, os quedará siempre un pescado divino.

Os comento como lo he hecho yo:

viernes, agosto 6

Flores de Mantou. Pan chino.






El mantou, o pan chino al vapor, es un pan blanco de harina de trigo o de arroz, dependiendo de la zona, y originario de China. Es un pan dulce de masa muy fina, suave y esponjosa, sin sal, parecido a un brioche. Elaborado con harina refinada que garantice su color blanco, agua, azúcar y algún elemento leudante, suele prepararse en forma de pequeños bollos que se cuecen al vapor una vez han leudado, y se presentan en tamaños que van de los 4 a los 15 cm.

A pesar de que en la era pre industrial china el mantou blanco (cocido al vapor) era considerado prácticamente un alimento de lujo, por estar elaborado con harinas refinadas, hoy en día es un alimento tradicional que, junto a los fideos de trigo, o arroz, y los baozi (mantous rellenos), son base en la dieta casera del norte de China. Como lo es para nosotros el pan de trigo y las pastas. El mantou también es conocido en las zonas del sur, pero, a diferencia del norte, se sirven más habitualmente en puestos ambulantes y restaurants. Son piezas algo más pequeñas a las que se suele dar  formas más vistosas y, normalmente, se preparan fritos en aceite. A veces, incluso, son acompañados con leche condensada y servidos como un dulce.




Respecto a la etimología del nombre, hay una historia popular en China que indicaría que la palabra mantou procede de una palabra de pronunciación idéntica, "mantou", que viene a significar cabeza de bábaro. La leyenda cuenta que un ejercito del norte, encabezado por Zhuge Liang, líder del ejército Shu, después de una incursión en tierras del sur donde habían sometido a sus habitantes, y de regreso a casa, se encontró con un caudaloso río que imposibilitaba cualquier intento de cruzarlo. Un líder bárbaro de los capturados informó a Zhuge Liang que, en la antigüedad, los bárbaros sacrificaban a 50 hombres lanzando sus cabezas al río, aplacando así su espíritu y permitiendo el paso de las personas.

Según esta leyenda, que he leído en wiki, Zhuge Liang se negaría a derramar más sangre humana, por lo que hizo sacrificar algunos caballos del propio ejército y unas vacas. Con su carne rellenó panecillos blancos, dándoles forma redonda y con una base plana que recordaban la forma de una cabeza humana, que tiró al río a modo de sacrificio. Tras cruzar exitosamente el río le dieron a los panecillos el nombre de cabeza de bárbaro (mantou). La palabra china mantou, y según las regiones, designa panecillos con o sin relleno y son conocidos también en Japón (Manju), en Corea (mandu) o Mongolia (mantuu), y son muy parecidos a los Manty o Manti de la cocina turca, persa, o pakistaní.

La foto del mantou blanco clásico pertenece a wikipedia, y muestra como se sirve este pan cuando es solo cocinado al vapor.



El pan que os traigo hoy es una elaboración más parecida a la consumida en el sur de China, y pienso que idéntica a la que podemos encontrar en los restaurants chinos de nuestro país. Os mostraré varias maneras de formarlos y presentarlos, quizás las más básicas teniendo en cuenta que los asiáticos, en general, son famosos por la paciencia y el arte natural que exhiben formando filigranas. Lo llaman algo así como "flores de rollitos de pan" o simplemente "flores de mantou", pero aquí tendréis que ser un poco benevolentes conmigo, que una hace lo que puede. :-)

Vamos a ello:


sábado, julio 31

extraordinario licor de cerezas






No, no he exagerado un ápice en el título de esta entrada. Para mí, que no me apasionan las bebidas alcohólicas, los licores de frutas son prácticamente una golosina que me apetece paladear de vez en cuando. Y este es extraordinario, sin exagerar.

Este licor de cerezas alcanzará su máximo esplendor cerca de Navidades, cuando se habrán macerado y asentado todos sus sabores, aunque estando recién hecho ya resulta exquisito. Sin embargo os lo traigo ahora, que aún se pueden encontrar cerezas en el mercado, para que podáis prepararlo. 

No necesitáis nada especial, ni siquiera lleva trabajo alguno. Solo requiere buena materia prima, tiempo y cariño :-) . Si lo preparáis tendréis un delicioso licor, 100% casero, que podréis degustar en casa u obsequiar a algún amigo. Es un regalo que apreciaran en todo lo que vale. Podéis estar seguros. 



Me hubiera gustado participar con él en el concurso de Futuro bloguero, que ha sido un exitazo y ha reunido recetas extraordinarias, pero no me atreví porque era condición sine qua non que fueran cerezas del Jerte. Lo comento para que no me riñas, Futuro :-). Este licor lo he preparado con las cerezas que me regaló un vecino de su árbol y, aunque eran hermosísimas, no eran picotas. :-)

Os cuento como he hecho este:

sábado, julio 24

Fettuccini caseros, con piel de calabacín y salsa de menta.





Antes de empezar a enrollarme :-) quiero dar las gracias a Margarida, de quien he copiado la idea de esta receta y ha tenido la amabilidad de permitirme publicarla. Hace pocas semanas nos mostró sus tallarines amb carbassó, y me gustaron tanto que he querido compartir con vosotros mi versión, algo adaptada a nuestros gustos. 

Margarida tiene un gusto exquisito presentando sus platos, los llena de dulzura y flores. Pensando como hacer algo parecido, y como no suelo tener plantas decorativas, me decidí por la propia flor del calabacín. Como ya me dijo ella, cual sombrero de Ascot. :-)



La receta que os traigo hoy es de ejecución muy sencilla y rápida. La pasta casera es, bajo mi punto de vista,  el mejor invento después del pan. Sabe a todos sus ingredientes y es sabrosa y contundente. No os de miedo meter las manos en la masa, cuando pilláis un poco de práctica es más rápido que bajar al super a comprarla :-). Y seguramente más saludable. Os contaré el paso a paso para que lo hagáis todo casero, pero si no tenéis tiempo, o ganas, os quedarán estupendamente también con pasta ya preparada. El calabacín y la menta también son de cosecha propia, así que el plato de hoy es sano y casero 100%. :-)

Vamos a ello:

viernes, julio 16

Horchata de chufas casera




He leído en muchos artículos, en internet, que la palabra orxata fue poco menos que inventada por el rey Jaume I, que en un día de agotadora reconquista sobre tierras valencianas, y sorprendido por el agradable sabor de una bebida blanquecina, lechosa y refrescante ofrecida por una muchacha, preguntó cual era el nombre de tan delicioso brebaje, recibiendo como contestación algo como "això es llet de xufles" (esto es leche de chufas), a lo que el rey replicaría maravillado por su sabor: "Això no és llet, això és or, xata!" (esto no es leche, esto es oro, chata). Bien, pues a pesar de que la anécdota es simpática, y de que ya mi abuela me la había contado cuando era pequeña (y no existía internet a quien injustamente se le atribuyen toda suerte de bulos), he de deciros que no tiene ningún fundamento, además de mezclar y rebautizar conceptos totalmente distintos como son la horchata y las chufas. Y si acaso tuviera algo de cierto, me atrevo a aventurar que el monarca hubiera dicho "això és ordiat" (esto es hordiate). 

Por lo que he podido leer en un documento (catalogado con el núm. 125 que podéis consultar aquí) de la Societat Catalana de Biología, del Institut d'Estudis Catalans, L'aigua d'ordi, aigua de civada, o ordiat (agua de avena, cebada u hordiate, obtenida de la cocción del cereal) del latín hordeum, es una bebida que ya se preparaba en tiempos de los griegos contra la fiebre y para tratar a personas convalecientes a la que llamaban ptisana. Esta tisana ya es nombrada en el S.XIV por el predicador Vicent ferrer que bautiza la tisana d'ordi bullit  (tisana de avena hervida) como ordiat. Sin embargo es importante saber que bajo este nombre (ordiat, hordiate en castellano) también se preparaban diferentes bebidas, que iban desde la simple cocción de la avena, a la mezcla con diferentes aguas obtenidas de prensar almendras o semillas de calabaza o melón, chafadas y exprimidas, endulzadas y posteriormente filtradas. Este tipo de bebidas se denominan en italiano Orzate, y en el SXVIII el castellano ya distingue en varios escritos entre el hordiate, la que se prepara como tisana de avena, y la horchata que es la que se prepara con las semillas de melón o calabaza o con leche de almendras.  Por la misma época aparece escrito el término Orxata (en catalán) que en principio designaba una bebida refrescante a base de leche de almendras, bien sola o con la mezcla de otras semillas (como he comentado antes). En lugares más calurosos como Valencia se solía servir granizada para evitar que los granos de almendra sedimentaran. Los términos castellanos horchata y hordiate provienen de la misma raíz latina que ordiat (en catalán), es decir,  del latín hordeata que significa hecho con cebada. Fue posteriormente, a finales del S.XVIII,  cuando se introdujo por primera vez el uso del tubérculo de la planta, la chufa (xufla o xufa en catalán), como ingrediente principal de la horchata que ya no se granizaba pero en cambio sí se filtraba. También parece ser que era conocida como "orxata líquida" o simplemente "la líquida" por ser menos densa que las demás horchatas. 

En cuanto al origen de la chufa (Cyperus esculentus o comúnmente llamada Juncia Avellaneda) y a pesar de que he leído en muchas ocasiones que provenía de África, concretamente Egipto, donde ciertamente hay constancia de su conocimiento y uso en numerosos jeroglíficos, según el investigador gastronómico Carlos Azcoytia Luque, es difícil determinar su origen concreto puesto que en tratados tanto griegos como romanos se describe como Juncia, con la que se elaboraban preparaciones tan dispares como curas de sarna para el ganado, remedios contra piojos y garrapatas, o como cebo para la pesca. Esta planta habría prosperado de manera silvestre y espontanea en los humedales de medio mundo sin que fuera apreciada de manera particular más que para estos remedios. En la península ibérica,  la primera referencia escrita fue mediante el término Xufles (chufa, en plural y en catalán) para denominar a este tubérculo, y aparece no en un recetario sino en una fórmula magistral de Arnau de Vilanova (1232-1313),  alquimista, físico y astrólogo, conocido como médico de reyes y Papas, que siendo médico de Jaume II  llegó a recetarle entre 30 y 40 raíces de "xufles", en ayunas, para curar sus males que consistían, al parecer, en unas hemorroides. Aunque a mí pueda parecerme interesante, para no extenderme, si os apetece podéis leer un interesantísimo artículo escrito al respecto de la horchata, la juncia y la chufa aquí, donde el Sr. Azcoytia contrasta con la bibliografía oportuna esto último que os cuento sobre las chufas y otros muchos detalles. La foto de la Juncia avellaneda o chufa pertenece a wikipedia.

Como dato curioso os comento que hoy en día la chufa es utilizada en todo mundo, ya no como bebida refrescante, como es típico en nuestro país, sino en aplicaciones más sorprendentes como el engorde de ciertos animales. Los anglosajones llevaron la chufa al nuevo continente (que no la horchata de arroz o cebada, que se llevó para las celebraciones de la coronación de Carlos IV a Guatemala) con la intención de alimentar a los cerdos, que además de servir como engorde le aportaba a sus carnes un sabor especial. En la actualidad es habitual para el cebo de patos y pavos, que criados de manera silvestre escarban la tierra en busca de estos tubérculos, como podéis ver el la fotografía que he tomado prestada de una página donde se dedican a la venta de la chufa para ese fin, pero que podéis encontrar muy fácilmente mediante google. En Sudamérica también crece esta planta y es usada con fines medicinales que no voy a entrar a especificar.



Respecto a la horchata de chufa que todos conocemos, el Sr. Carlos Azcoytia Luque dice que: "Como consecuencia de la nieve se elaboran los refrescos teniéndose la primera referencia a la horchata en el mes de enero de 1729 la cual se sirve junto a veinte azumbres de sorbete y veinte de naranja de la china y la cual, me refiero a la horchata, estaba valorada en seis reales las veinte azumbres." También hace referencia a un artículo de Nestor Luján, del 8 de agosto de 1980 en el periódico la Vanguardia, donde cuenta que en el libro Alcalde de casa y corte (1786) se lee: " Doy licencia a Vicente Casanova y José Beyo para que en calidad de por ahora venda en su casa y portales de la provincia el cuartillo de horchata de chufas". También dice el Sr. Azcoytia que: "en 1786 unos valencianos que vendían ya en la plaza de Santa Cruz de Madrid, (se refiere a Casanova y Beyo) deciden establecer despachos de horchatas, cebada y chufas en Málaga, Murcia y Cartagena.

Lo cierto es que el origen de la horchata de chufas, no es ni tan antiguo, ni tan romántico, ni siquiera espontáneo como cuenta la leyenda, sin embargo la horchata de chufas de l'horta Nord sí es única en el mundo por su calidad y, aunque se cultiva en otros lugares de nuestra geografía, solo los municipios de esta comarca están amparados por la denominación de origen de chufa valenciana que está vigente desde el 25 de septiembre de 1995, y que os podéis descargar de aquí.

Ya sabéis que nos gusta el tema de la huerta urbana o maceto huerta. A primeros de año compré unas chufas valencianas en el mercat de la Boquería, en Barcelona. Me hacía especial ilusión plantarlas porque había leído mucho al respecto. La verdad es que su cultivo es sumamente sencillo, tanto que pueden crecer en cualquier humedal o tierra próxima a arroyos o riachuelos. No os voy a decir que resulten con la calidad de la reconocida chufa valenciana, sin embargo tampoco os puedo asegurar lo contrario y con ese ánimo nos dispusimos a plantarla. Evidentemente es una simple muestra que dudo que cuando podamos recolectar nos de más que para unos pocos tubérculos, pero ya os he comentado que me hacía ilusión así que os cuento como lo hicimos por si os animáis. También os cuento como hacer la horchata de chufas en vuestra casa.

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