viernes, diciembre 18

Sarsuela / Zarzuela






La Sarsuela o Zarzuela, en castellano, es uno de los grandes platos de la gatronomía catalana. Una mezcla de pescados y mariscos, un sofrito y una picada son la base de este sabrosísimo plato. Muy posiblemente sea la versión burguesa, y con más lujo y glamour, del "suquet de peix", de origen más antiguo y humilde, que cocinaban los pescadores en la barca, con aquello que tenían más a mano (o simplemente pescados rotos que no hubieran podido, más tarde, vender en los mercados) y unas patatas. Quizás sea por esta razón que, junto a otros muy parecidos y con el mismo origen humilde, es un plato típico de zonas costeras Mediterráneas desde l'Ampurdà con el suquet de peix, hasta Gandía, con l'all cremat, pasando por Ses Illes y la caldereta. Todo y que hoy en día de humildes solo tienen el origen.

La cocina tradicional catalana suele hacer estas distinciones en su gastronomía. Los mismos platos con ingredientes más humildes y que se cocinan de diario, son trasladados con más "boato" a las fiestas tradicionales o familiares. Así, lo que podría ser un modesto estofado de pescado de roca, poco atractivo aunque gustoso, pasa a convertirse en esta Sarsuela, con pescados más finos y marisco bastante más caro, en reuniones familiares o de amigos con motivo de grandes ocasiones y festividades.

Según los entendidos culinarios, la Sarsuela empezó a cocinarse en los restaurants de Barcelona a finales del siglo XIX, muy posiblemente en la Barceloneta, y casi con seguridad dentro del movimiento cultural modernista de la época. La Sarsuela vivió, en el siglo XX, otro apogeo gastronómico en las décadas de los 70-80, en cuanto a la restauración se refiere, que ha ido en declive hasta nuestros días. En el libro  "Dalícies: a taula amb Salvador Dalí"  encontramos anécdotas como la que cuenta que Salvador Dalí, junto a Gala, muy amantes de los platos de pescado como éste, cuando visitaban las cocinas de Cadaqués solían pedir "Sarsuela" o "Ópera" (ésta última bautizada así cuando estaba realizada con langosta en lugar de langostinos),  y que una vez degustado el plato, y traduzco literalmente,  "aprovechaban para montar algún show". Como todo, este plato ha dejado de estar en boga en las actuales cartas, más minimalistas, y para qué engañarnos, más económicas. Para quien quiera degustarla fuera de casa, es un plato de primera y por el que vale la pena hacer el encargo, con antelación, que solicitan algunos (más bien pocos) restauradores de Barcelona. El precio de la Sarsuela, en estos locales, oscila entre los 40-50 euros por persona.

Por supuesto, también se cocinará en muchos hogares catalanes el día de fin de año. En mi casa se hará y será de la siguente manera: 

martes, diciembre 15

Turrón de trufa, almendras y avellanas, al Cognac






Mi madre me ha contado muchas veces que, cuando era pequeña, esperaban el día de Navidad con una ilusión tremenda. No porque viniera Santa Claus, o Papá Noël, sino  porque era el día que "cagaba el tió". El "tió" no es más que un tronco. El mismo que se quemaba en los hogares, proporcionando algo tan importante como luz y calor, antes de que existiera la electricidad. El día de Navidad, tradicionalmente en Catalunya y de manera simbólica, se le pedía al "tió" que ofreciera otro tipo de bienes, casi tan preciados, como dulces y turrones.

En las ciudades catalanas, y con el transcurso de los tiempos, se ha mantenido esta tradición. Mi madre, como todos los niños, disponía un tronco en el centro de la estancia principal,  con un palito golpeaba una vez el tronco y se alejaba de la habitación, seguida del resto de la familia como si de una conga se tratara, dando brincos y cantando bien fuerte:


Caga tió, Caga torró!
d'avellanes i pinyons,
No caguis arangades
que són molt salades,
tant si cagues com si no
et donaré un cop de bastó.
Caga tió!

 Cuando acababa de cantar ya estaba de regreso y encontraba siempre algún turrón o dulce junto al tronco (y algún que otro regalo, que el último de la fila se encargaba de colocar). Volvían a empezar y así hasta agotar las existencias. Sobra decir que, el tronco, daba tantos dulces como hubiera en la casa y los niños no querían ni entendían que hubiera que dejar de intentarlo. :-)

Hoy en día la tradición se mantiene, pero como podéis comprobar en la foto, mi tió, no tiene el aspecto espartano que tenía, seguramente, el de mis padres. Además, los nuestros no dan turrones ya sino regalos. Aunque seguimos la tradición, colocamos el tió bajo el árbol de navidad junto a todos los regalos, porque también hemos globalizado la fiesta adoptando a todos los gorditos, vestidos de rojo, conocidos. :-)
En Euskadi hay otra bonita y antigua tradición, que hace las funciones de Papá Noël, que algún día os contaré.

Para que lo pongáis en vuestro "tió", hoy os he traído un turrón de trufa que hará las delicias tanto de pequeños como de mayores.

viernes, diciembre 11

Pizza casera a la piedra, en lo que tardaría un pizzero en traerla.






Esta vez os traigo algo muy sencillo pero resultón y que gusta a casi todos porque es totalmente "customizable". Cuantas veces se han presentado unos amigos a media tarde,  se hace la hora de cenar y no sabéis qué ofrecer? ...algo fácil, rápido para no desatenderles y a la vez sorprenderles con algo totalmente casero e informal, esta pizza puede ser la solución.

Si te gustan la pizzas, ésta la harás más de una vez  cuando no tengas ganas de cocinar pero te apetezca un bocado consistente. No hay cena más apetitosa delante de un partido o tu programa favorito. Me gustaría advertiros antes que a mi me gustan las pizzas finas y crujientes, pero que no parezcan láminas de oblea, ni por el contrario pizzas americanas como bizcochos. Me gusta que sepan a masa de pan, pero a la vez sean muy ligeras. Con el cuerpo fino, que permita degustar los ingredientes con los que la hemos adornado, sin que parezca un bocata. Los bordes crujientes por el exterior pero con un  mínimo de miga tierna en su interior. Parezco muy exigente al respecto, quizás sí lo sea, pero os aseguro que esta pizza no tiene nada que ver con las preparadas. Si por aquí vamos bien me encantaría enseñaros como la hago yo. :-)


martes, diciembre 8

Nuestra maceto-huerta, de todo un poco.








Ayer le comentaba a Lur que mi intención es hacer un pequeño recorrido del ciclo vital de todas las plantitas que criamos en casa, en macetas,  y que luego degustamos en la cocina. Sin embargo no es éste el mejor momento para hacerlo, puesto que ese ciclo vital empieza cuando se va desvaneciendo el invierno. Todavía no sé muy bien cual será la mejor manera de plantearlo, lo que sí sé es que me gustaría que, con el tiempo, todo aquel que lo desee pueda consultarlo de manera ordenada y asequible. Mientras veo como puedo hacerlo, y las condiciones climatológicas son las adecuadas, os dejaré un pequeño-gran potpurrí de todo aquello que hemos visto nacer, criado con mimo y saboreado con placer, desde nuestra maceto-huerta hasta el plato.

viernes, diciembre 4

Lenguado sobre salsa de almendras






Esta es mi libre versión de uno de mis platos preferidos. Libre, porque no tengo ninguna receta con la que ampararme, sin embargo es lo suficientemente sencillo como para haberlo adaptado y compartir con vosotros mi forma de elaborarlo.

El lenguado es un pescado muy fino al paladar, que, junto a ésta cremosa salsa de almendras, se convierte en un bocado suave e irresistible.


martes, diciembre 1

Almejas a la bizkaina



Una de las muchas suertes de las que puede presumir ésta barcelonesa de pro, es tener un suegro bilbaino y cocinillas. Siempre que vamos a visitarles me lo encuentro delante del fuego preparando alguno de mis platos preferidos. Sabe que me gusta el pescado y nos reciben siempre con algún buen plato al estilo bizkaino. Que sean tan cariñosos conmigo es, desde luego, una gran suerte, pero que mi suegro sea un cocinillas no es ninguna rara excepción, lo cual no le quita ningún merito dicho sea de paso. Aquí la mayoría de hombres lucen su delantal casi con orgullo patrio, y es rara la vez que, en una tertulia o conversación, no se acabe hablando de comida (son muy populares las sociedades gastronómicas, donde los hombres se reúnen y cocinan, y donde las mujeres no tienen permitida la entrada). Bueno, todos menos el mío que, aunque también es Bilbaino, no se acerca a la cocina más que para preguntar si puede poner la mesa. Seguramente es la excepción que confirma la regla. :-)

Mi manera de cocinar siempre ha sido más mediterránea, las "picadas" ñoras y sofritos son la base de la mayoría de guisos o estofados que pasan por mis manos. Estaba acostumbrada a salsas más oscuras y a espesarlas a base de "chup chups". Cuando ví que, aquí, la base de muchos platos es un humilde pochado de ajos y cebollas, y que si hay necesidad se espesa con una puntita de harina blanca, me sorprendí... Pero qué bueno que está!!!

Hoy os traigo unas almejas tal y como las cocina mi suegro, me han quedado buenísimas pero, no os pasa que cuando os cocinan los demás os sabe mejor? pues eso me pasa a mí con los platos de mi suegro, que aunque lo haga igual que él, los suyos me saben más ricos :-)

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