Trufas de chocolate (fórmula pastelera)

Pocas cosas hay tan placenteras como saborear una trufa de chocolate. Sentir como se derrite tan suave en la boca es, para quienes nos gustan, toda una exquisitez. Estas trufas que he preparado son ideales, también, para tener en el congelador y poder gozar de ellas cada vez que tomes un café, por ejemplo.

La receta pertenece al libro de Montserrat Seguí de Queralt "Cocinar es fácil". En él aparecen varias fórmulas de pasta de trufa que ella distingue como, "para cocinar" "casera" "fórmula pastelera", etc.  No hay muchas diferencias entre ellas, pero a mi gusto estas son excepcionales. Como además pueden congelarse perfectamente y se conservan mucho tiempo sin peligro, suelo regalarlas, una vez congeladas, como cuando regalas unas galletas. Las personas a quienes las he obsequiado las han encontrado deliciosas y siempre me piden la receta. Bien, pues, voilà! aquí la tenéis :-)

Ingredientes para aprox. 40 trufas:

• 200 gr. de chocolate para postres ( a ser posible con un contenido de cacao superior al 70%)
• 150 gr. de nata líquida 35% M.G.
• 100 gr. de mantequilla
• 3 cucharadas colmadas de azúcar granulado (aprox. 75 gr.)
• 1 yema de huevo
• 2 cucharas de Cognac o Armagnac
• un poco de cacao puro 100% en polvo, para rebozar.

Preparad todos los ingredientes para tenerlos a mano. Trocead el chocolate y la mantequilla, para facilitar su disolución.

En un recipiente que pueda ir al fuego, mezclaremos el azúcar con la nata y lo llevaremos a ebullición. Antes de retirarlo, nos aseguraremos que el azúcar haya quedado bien disuelto.

Fuera del fuego añadiremos el chocolate que emulsionaremos con la ayuda de unas varillas.

Mezclaremos hasta obtener un chocolate bien cremoso.

En ese momento añadiremos la mantequilla, que habremos cortado con anterioridad con el fin de que se disuelva más fácilmente.

Hemos de procurar que la mantequilla se disuelva completamente, porque correríamos el riesgo de encontrar algún trocito y sería desagradable. Si preparamos las trufas en un ambiente cálido, o en verano, este procedimiento será más sencillo. Si por el contrario el ambiente fuera frío, y observáramos que cuesta emulsionar los ingredientes, sería aconsejable ayudarse del baño maría para este proceso, o en su defecto de unos golpecitos de microondas, siempre y cuando lo hiciéramos con sumo cuidado. En cuanto volvamos a tener una pasta cremosa será el momento de añadir la yema de huevo y el Cognac.

En cuanto el Cognac y la yema estén bien integrados, procederemos a verter la pasta de trufa a un bowl que pueda ir a la nevera. En este punto se hace irresistible probarla, podéis hacerlo, pero solo una vez, eh :-)))

Dejad que enfríe. Una vez a temperatura ambiente tapadla con papel film y dejadla en la nevera con el fin de enfriarla totalmente y que tome consistencia. Debe resultar una pasta completamente solidificada.

El tiempo es relativo, seréis vosotros mismos quienes decidiréis si la pasta está optima para trabajarla. Debéis pensar que, al formar las bolitas, la temperatura ambiente e incluso la de las propias manos nos lo puede complicar, luego cuanto más fría y solidificada esté la pasta mejor. No hay ningún problema en dejarla de un día para otro en la nevera, siempre y cuando esté el bowl muy bien tapado. 

En cuanto veais que está totalmente solidificada podeis proceder a formar las bolitas con la ayuda de dos cucharillas. También podéis poner el cacao en un platillo y ayudaros de los dedos y movimientos circulares para formarlas.  Si usáis las manos recordad enfriarlas regularmente bajo el grifo.

Aguantaran sin problema un par de días en la nevera, aunque os aconsejo que, si no vais a consumirlas todas en un corto plazo, las congeléis. Disponedlas en alguna bandeja para que no se rocen entre sí. Una vez congeladas podréis guardarlas en el envase que más os guste hasta el momento de servirlas. Si lo hacéis así espolvoread un poquito de cacao extra en el envase. 

También podéis "rebozarlas" con fideos de chocolate si no os gusta el final algo amargo del cacao. Eso a vuestro gusto. Esta pasta de trufa puede utilizarse también como relleno de postres. 

Una vez congeladas podéis envolver unas cuantas en una bolsita de celofan, con un lacito, o una etiquetita dedicada. Serán un detalle precioso y sabroso con el que hacer un pequeño obsequio que gustará mucho, os lo garantizo. 

Están francamente deliciosas. Son como un pequeño pecado ( de los que no cuentan jajaja) :-)