Son muchas las aficiones con las que lleno mi tiempo, entre las cuales podría encontrarse la cocina. Pero no, es algo más que un hobby, disfruto del placer de comer y del arte de cocinar. No es algo realmente aprendido, aunque no falten libros en mi cocina. Tengo el firme convencimiento de que es algo genético, algo que se me ha transmitido. Lo que fuere, es lo mismo de lo han podido presumir primero mi abuela y después mi madre.
Llegar de trabajar, abrir la nevera para ver qué había, y apañar un buen plato de cuchara en un plis plas es algo que hacían ambas con una facilidad pasmosa. En casa siempre se ha dicho que, teniendo cebollas y ajos, estaba la comida medio hilvanada. Ya no te digo nada si encima hay patatas y algo que proporcione la parte proteínica. Añadir nata, chocolate, una picadita de almendras y piñones o de higaditos salteados, un chorrito de cognac o de limón, o una ramita de tomillo, al guiso o asado de turno, era algo que también dependía de la despensa de aquel día, pero cuales quiera que fuesen los ingredientes empleados, siempre resultaba delicioso. A veces el problema surgía al querer repetir receta. En muchas ocasiones disfrutábamos de un delicioso plato sabiendo que era único e irrepetible, porque se había aderezado con "lo que tenía en la nevera". Nunca he tenido una abuela "casera" pero cocinaba como un chef, y, los domingos, nos reunía en una especie de celebración gastronómica. Mi madre ha trabajado toda su vida, sin tiempo para nada, y cocina de maravilla. Nadie prepara los canelones de Sant Esteve como ella. Ambas carecían del tiempo necesario para recrearse en la cocina diaria, sin embargo tenían un don cocinando. Pienso que para tener ese "ángel" solo hay una explicación, te tiene que gustar comer bien.
No hay nada más tedioso para mí que tener poco tiempo y calentar un preparado industrial en el microondas. Incluso, cuando he tenido épocas más agobiantes de trabajo, dedicaba los domingos a cocinar algo que dejar durmiendo en el congelador hasta necesitarlo. Mi afición y mi avidez han hecho que buscara la manera de preparar cualquier plato que me gustara. A veces, sin tener más idea que el recuerdo del sabor de los ingredientes de aquello que me habia gustado tanto en un restaurant, método de sobra conocido por todos llamado prueba y error, más prueba y error, y en ocasiones, si suena la flauta, prueba y "uhmmm...no está mal!". Otras, buscando en internet como preparan los norteamericanos ese pollo frito a las 11 hierbas tan delicioso ( sí, lo sé, reconozco que también me gusta el fast food), o el típico pollo al limón del chino... qué sé yo, cualquier cosa me vale siempre que esté preparado con cariño y en casa.
Así que, con éste ánimo, me he propuesto empezar este blog con recetillas de esas que todos tenemos, pero que me gustaría compartir. No pretendo que sea un blog de recetas ortodoxo, es simple y llanamente mi manera de cocinar. Pienso que se puede ser purista en muchas cosas, si se quiere, pero creo que la cocina es un arte en el sentido habilidoso... emocional, no una ciencia exacta. Requiere estar predispuesto y con ánimo y pienso que merece pasión por mucho elemento químico que estemos combinando. Hace tiempo que me apetecía abrir un blog de cocina, pero, una vez creado, ante un formulario en blanco, me ha invadido un "y ahora...qué?" ... bien, pues, mientras me preparo material para subir, he dejado este ladrillo, un poquito para ver como quedaba la entrada, un poquito para contar algo de mí, esperando que pronto quede enterrado entre recetas, y que, quien sabe, quizás acabe borrando algún día. Se me acaba de ocurrir que podría haber ido a mirar como otros han comenzado en su blog... da igual, aquí se queda. Mientras tanto, sed bienvenidos a mi pequeño espacio.